sábado, 5 de marzo de 2011

PRÁCTICA PEDAGÓGICA (METODOLÓGICA): EDUCACIÓN ARTÍSTICA EN EL SIGLO XX

El grupo con el que realicé esta práctica estaba formado por Santi, Daniel Estepa, Luis, Crispín y yo. La experiencia fue absolutamente enriquecedora en todos los sentidos, desde el mero hecho de empezar a discutir y diseñar el método y forma en que ibamos a realizarla junto con otras cuatro personas, cada una con criterios, ideas y aportaciones muy distintas. El compromiso y dedicación en el trabajo por parte de todos los integrantes fue total y creo que se logró una coordinación y un buen acuerdo final entre todos los integrantes para el resultado que presentaríamos al resto de la clase.



Las cuestiones que más nos preocupaban dentro de la metodología que ibamos a seguir eran, por una parte, si era más apropiado que expusieramos los 5 o que sólo lo hicieran menos personas, por ejemplo 2 de ellos; y por otro, si debíamos exponer más teoría o más bien enfocar la "lección" de una manera más práctica, con más participación de la clase. Finalmente nos decantamos por exponer primero someramente los contenidos de los 3 apartados fundamentales de que constaba nuestro texto para después intentar llegar junto con la clase a una serie de conclusiones a través de un debate. Como "fondo" o "decorado" para todo ello se utilizaría una presentación en power point donde se mostrarían, además de las ideas básicas de cuanto se estaba exponiendo, imágenes y fotografías que lo ejemplificaran y acompañaran. A pesar de resultarnos un poco "clásica" por la exposición verbal de contenidos a modo de teoría para seguir con una "práctica" con los "alumnos" a modo de debate, nos pareció la manera más correcta de presentar a unos alumnos de nivel pos-universitario los contenidos que estabamos tratando para su correcta comprensión. También nos decantamos finalmente por exponerlo entre todos, repartiéndonos a cada uno un apartado, siendo nuestra preocupación a la hora de exponer si resultarían muy desordenados y/o cortantes los saltos entre uno y otro expositor. La "solución" que dimos fue que entre uno y otro, siempre uno en concreto se ocupara de dar unas breves señas biográficas de los autores que ibamos referenciando, de lo cual se ocupó Crispín.



Esta solución resultó satisfactoria y finalmente pudimos apreciar que la teoría no se vió en ningún momento inconexa entre apartado y apartado gracias a ella. Santi mostró primero las teorías de la "autoexpresión creativa" de Viktor Lowenfeld y Herbert Read, planteándo antes de ello, a modo introductorio, algunas preguntas relacionadas con la materia y apoyadas en imágenes como la primera que acompaña este post, sin responderlas, sino con el fin de que los oyentes se las plantearan dentro de sí mismos para así germinar el interés, desde el principio, hacia la exposición. Continuó Dani Estepa con las teorías de Arnheim y Dondis de "el lenguaje visual como modo de conocimiento" presentándolas con este vídeo:



En él mostraba un ejemplo de publicidad en el que se utiliza el lenguaje visual, además dejó una pequeña nota humorística para que amenizara y relajara la carga teórica. Siguió Luis con la DBAE y Elliot Eisner, pero también introdujo la teoría a través de un ejemplo práctico, en el que se presentó ante los alumnos "El Gran Vidrio" de Duchamp y se les plantearon algunas preguntas sobre sus conocimientos de la obra. Como vemos, la teoría no se mostró de una manera tan tradicional, sino que se fue combinando con anécdotas, curiosidades y ejemplos prácticos, además de invitar a la participación de los alumnos. Por último, yo planteé las conclusiones y el debate final, pero también las introduje con una pequeña reseña cómica antes de ello, referente a los artistas, creada por los personajes de "La Hora Chanante", los cuales por cierto estudiaron Bellas Artes, por lo que son conocedores de cuanto critican:


Mi intención en el debate era plantear las distintas opiniones del aula. Hacerles reflexionar sobre qué planteamiento o teoría de las que les habíamos mostrado les parecían más correctas y bien encaminadas para la enseñanza artística de niños y adolescentes. Por supuesto, para ello, intenté provocarles. Les puse ejemplos de cómo artistas que habían recibido una misma educación artística en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla habían tomado después caminos diametralmente opuestos, con el ánimo de hacer entender que quizá, a pesar de inculcar una enseñanza muy académica, tradicional, muy teórica y carente de búsqueda de creatividad en sus alumnos, ello no había sido impedimento para que desarrollaran sus propias herramientas y esa creatividad. Estos artistas son Luis Gordillo y Antonio Zambrana.









Creo que conseguí lo que pretendía ya que el debate cobró cierta polémica y se discutieron diversas posturas y hubo muchas réplicas. Eso se traducía en el éxito no sólo del mi planteamiento del debate sino de todo el grupo, ya que significaba que el tema había despertado el interés de la clase e incluso resultaba algo "candente". Por lo tanto, debo decir que quedé muy satisfecho del resultado y la experiencia en general. Creo que todo el grupo hizo un magnífico trabajo y además los esfuerzos, tanto en la exposición como en la composición de la misma, se repartieron a partes iguales entre todos. Por ello mi calificación, aunque pueda parecer feo o "de tirarme un pegote", sería la de Sobresaliente. Calificación tanto para nosotros por el trabajo realizado como para la propia experiencia en sí.


viernes, 4 de marzo de 2011

LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA EN LA HISTORIA, R. MARÍN

Este texto hace un repaso rápido de la educación artística a lo largo de la Historia. En él vemos como siempre la base ha sido el dibujo, como medio para hacer entender e interpretar el entorno, así como la geometría, para la descomposición de esa realidad en sus formas simples. Lo que ha ido variando es la razón o fin que motivaran esa formación artística, pero siempre con una utilidad práctica, de manera que en la antigüedad ésta se fundamentaba en una idea del arte para la vida cotidiana y la apreciación de la belleza, según Platón y Aristóteles, que son los primeros en plantearse su utilidad e importancia. En la Edad Media es la religión la promotora de la educación artística dentro de los monasterios, con el fin de poseer artesanos bien conocedores de las técnicas para ilustrar las narraciones bíblicas y la vida de los santos. Más tarde, entre el renacimiento y el romanticismo, la educación artística era privilegio único de las universidades, donde se formarían los artistas y arquitectos. Es a partir de la Revolución Industrial, cuando la enseñanza artística se aprecia como indispensable desde la niñez, derivada de la necesidad de una población conocedora del diseño para la mecánica y la ingeniería. En el siglo XX aparecen nuevas fórmulas, más centradas en el desarrollo de la capacidad creativa, inspiradas por intelectuales como Viktor Lowenfeld o Herbert Read, o en la interpretación de la enseñanza artística como lenguaje o vehículo de conocimientos según Rudolf Arnheim, Donis A. Dondis o Elliot Eisner.



Lo cierto, es que ya más personalmente, hemos visto a raíz de nuestros debates y de la propia experiencia, como en la actualidad la enseñanza artística cada vez tiene menos presencia en los programas educativos de la docencia en edades infantiles, en pos de mayor tiempo destinado a las disciplinas científicas y de las humanidades y ciencias sociales, consideradas más importantes para el desarrollo e inserción sociológica de los niños y adolescentes (por lo que sigue primando la practicidad, al fin y al cabo). También hemos advertido como la enseñanza artística a nivel universitario ha manifestado, en algunos casos como el de la Facultad de Sevilla, pocos cambios respecto al método de las Academias de los siglos XVII - XVIII, por lo que de todo esto podríamos desprender que en este momento la enseñanza artística atraviesa un momento difícil y un futuro incierto.

"EL ARTE HA MUERTO" - ARTHUR DANTO

Así comienza Arthur Danto su apocalíptica tesis, con esta tajante afirmación. Su visión describe cómo la concepción de arte como tal ha dejado de existir. Desde el momento en que existen la fotografía o el cine, la misión clásica del arte de "imitar" la realidad deja de tener sentido, con lo que el artista intenta buscar nuevas fórmulas, aunque, según Danto, éstas son en vano y no suponen más que "mecánicas acciones reflejas de un cadáver sometido a una fuerza galvánica".

Los razonamientos que el autor expresa para argumentar su postura se basan fundamentalmente en las teorías de Hegel, el cual ya en el siglo XIX aventuraba que "la plasmación más elevada del arte tocaba a su fin". Tanto uno como otro se basan en comparar el arte con la ciencia, como "vehículo para llegar al conocimiento, conocimiento para comprender el arte". Es decir, si la misión de la ciencia es dar respuestas, es conseguir conocimientos, se supone (o más bien se suponía en la época de Hegel) que llegará un momento en que todos esos conocimientos serán revelados y descubiertos por la Humanidad, de manera que la ciencia dejará de ser útil y no tendrá razón de ser: "La historia de la ciencia podía interpretarse por tanto como la progresiva disminución de la distancia entre representación y realidad."


  De la misma manera, el arte debía perfeccionar sus técnicas, acercándose poco a poco a la perfección en la representación y mimesis de la realidad. Para Hegel, ya la pintura y dibujos de su contemporáneo Ingres, se acercaba tanto a esa perfección que sentía inminente el momento en que el arte dejara de tener sentido y utilidad. Danto comparte esa misma impresión hasta el punto de no ver este fenómeno de "arte como desecho" como algo inminente, sino como algo ya acontecido en algún momento de la historia del arte comprendido entre la época de Hegel y la suya propia: "Cuando se logra dicha cognición, el arte deja de ser necesario. El arte es un estadio transitorio en el advenimiento de cierto tipo de sabiduría. La pregunta entonces es: ¿en qué consiste esta cognición?, y la respuesta, aunque en principio pueda resultar decepcionante, es: en el conocimiento de lo que es el arte.[...]El arte llega a su fin con el advenimiento de su propia filosofía." "El estadio histórico del arte finaliza cuando se sabe lo que es el arte y lo que significa."

En base a esto, Danto justifica el inmenso aluvión de diferentes corrientes y movimientos artísticos que se han ido sucediendo desde el impresionismo y durante todo el siglo XX hasta nuestros días, como un intento vano y desesperado de los artistas de buscar un nuevo camino, un nuevo fin o sentido para el arte. La falta de resultados realmente válidos, la frustración, es según él lo que conllevaba el constante "cambio de tercio" en el arte: "El fauvismo duró aproximadamente dos años, y hubo un momento en que cada nuevo periodo de la historia del arte parecía destinado a durar cinco meses o incluso menos." Por lo tanto, según él, pronto llegará un momento en que la Humanidad se de cuenta de que es inútil buscar un nuevo sentido y justificación para la existencia del arte y dejarán de producirlo.


Pero aquí Danto comete una gran contradicción al predecir, categóricamente y absolutamente convencido, que las obras de arte van a dejar de producirse y por tanto el arte en sí no tiene ningún futuro. Digo esto porque precisamente al comienzo de su texto expone, ejemplificando con fenómenos y artistas como Albert Robida, que es imposible y resulta absurdo predecir cómo va a ser el arte del futuro, el arte por venir, pues éstas predicciones siempre van a estar basadas en lo que ya conocemos y somos incapaces de imaginar formas y fórmulas para las cuales hay que llegar a través de un proceso y un camino que aún no hemos desarrollado: "para imaginar sólo contamos con las formas que conocemos." Entonces, si fuera fiel a esta afirmación, debería saber que su predicción de un futuro sin arte es igual de absurda e imposible de saber a ciencia cierta.

Lo cierto es que comparto poco o nada de lo expuesto aquí por Arthur Danto, ya que, al ser mi convicción la de entender el arte como un lenguaje universal (pero al igual que el lenguaje, con códigos distintos dependiendo de la cultura, como ya hemos visto en entradas anteriores), pienso que el arte en absoluto ha muerto, ya que siempre habrá algo que decir. El arte ha muerto en cuanto a su concepción clásica y ancestral de mimesis, sí, pero no siempre ésa ha sido la finalidad del arte a lo largo de la historia, si no que ha ido variando según los tiempos. Por lo tanto no creo que haya que aplicar el mismo criterio que con la ciencia. El arte no pretende llegar a un punto específico que cuando sea alcanzado suponga un punto final. Es posible que vivamos en una situación un poco incierta para el arte, derivada de la galopante y desorbitada globalización que hemos experimentado durante este siglo. No se ha cerrado una puerta, lo que ha ocurrido es que se han abierto tantísimas a la vez, se nos muestran delante nuestra tan innumerables posibilidades, que es difícil decantarse por una, así veo yo esa acelerada sucesión de ingentes cantidades de movimientos y corrientes durante el último siglo y medio. Producto de ello es también que nos encontremos en ese momento del conocido "todo vale" tan criticado por todos, incluido el autor de este ensayo y por un servidor.


Además, ni siquiera el sentido de "mimesis" del arte se ha perdido realmente tal como él defiende que ocurrió al aparecer la fotografía o el cine. Se siguen creando obras que buscan la perfección absoluta de la representación mimética de la realidad. Sería curioso ver la reacción que tendría Hegel si conociera la obra de hiperrealistas como Antonio López, Ron Mueck o Chuck Close. Os animo a que ampliéis las siguientes 2 imágenes. La primera es un paisaje madrileño de Antonio López. La segunda, un retrato de Chuck Close hecho con huellas digitales, sí, he dicho bien, con huellas digitales como las del DNI:




En definitiva, este ensayo me ha resultado muy interesante y enriquecedor en principio, pero no me he sentido identificado con él en absoluto en cuanto a las ideas que defiende. Además, pienso que el autor ha pecado de sobreargumentar su tesis hasta el punto de que el texto termina resultando muy cargante y repetitivo. La idea estaba clara desde la segunda página, pero sin embargo profundiza demasiado y se extiende hasta un total de 36. Además la idea general que se desprende es una teoría ya muy antigua y escuchada, sobre todo a nivel coloquial en el "mundillo" del arte, referente a la aparente falta de originalidad o a que no dejemos de "inspirarnos" e "interpretar" las creaciones ya realizadas y conocidas a lo largo de la Historia del Arte, y que se puede resumir en esa afirmación tan nuestra como es que en el arte "ya está tó inventao".