Este texto hace un repaso rápido de la educación artística a lo largo de la Historia. En él vemos como siempre la base ha sido el dibujo, como medio para hacer entender e interpretar el entorno, así como la geometría, para la descomposición de esa realidad en sus formas simples. Lo que ha ido variando es la razón o fin que motivaran esa formación artística, pero siempre con una utilidad práctica, de manera que en la antigüedad ésta se fundamentaba en una idea del arte para la vida cotidiana y la apreciación de la belleza, según Platón y Aristóteles, que son los primeros en plantearse su utilidad e importancia. En la Edad Media es la religión la promotora de la educación artística dentro de los monasterios, con el fin de poseer artesanos bien conocedores de las técnicas para ilustrar las narraciones bíblicas y la vida de los santos. Más tarde, entre el renacimiento y el romanticismo, la educación artística era privilegio único de las universidades, donde se formarían los artistas y arquitectos. Es a partir de la Revolución Industrial, cuando la enseñanza artística se aprecia como indispensable desde la niñez, derivada de la necesidad de una población conocedora del diseño para la mecánica y la ingeniería. En el siglo XX aparecen nuevas fórmulas, más centradas en el desarrollo de la capacidad creativa, inspiradas por intelectuales como Viktor Lowenfeld o Herbert Read, o en la interpretación de la enseñanza artística como lenguaje o vehículo de conocimientos según Rudolf Arnheim, Donis A. Dondis o Elliot Eisner.
Lo cierto, es que ya más personalmente, hemos visto a raíz de nuestros debates y de la propia experiencia, como en la actualidad la enseñanza artística cada vez tiene menos presencia en los programas educativos de la docencia en edades infantiles, en pos de mayor tiempo destinado a las disciplinas científicas y de las humanidades y ciencias sociales, consideradas más importantes para el desarrollo e inserción sociológica de los niños y adolescentes (por lo que sigue primando la practicidad, al fin y al cabo). También hemos advertido como la enseñanza artística a nivel universitario ha manifestado, en algunos casos como el de la Facultad de Sevilla, pocos cambios respecto al método de las Academias de los siglos XVII - XVIII, por lo que de todo esto podríamos desprender que en este momento la enseñanza artística atraviesa un momento difícil y un futuro incierto.
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